
Ciudadanos más solidarios con el clima, pero más pesimistas en las expectativas
junio 19, 2022La mayoría de la población española se muestra pesimista sobre las futuras actuaciones climáticas del gobierno y la ciudadanía tras el impacto del COVID-19. Esta es la conclusión de un estudio realizado por investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB), que pretende determinar cómo ha afectado la crisis de la COVID-19 a la actitud de la sociedad ante el cambio climático.
En los últimos dos años, han abundado las especulaciones sobre cómo COVID-19 afectará la acción climática. Mientras las voces más optimistas apuntan a un cambio favorable en el comportamiento de las personas hacia el medio ambiente, las voces más críticas señalan que las preocupaciones ambientales han pasado a un segundo plano en los programas de recuperación económica.
Un equipo de investigadores del ICTA-UAB dirigido por el economista Jeroen van den Bergh ha analizado las expectativas del público sobre la acción climática futura utilizando respuestas textuales obtenidas de una encuesta online y analizándolas con métodos de la lingüística computacional. Los resultados del estudio, publicados recientemente en la revista PLoS ONE, indican que las personas tienen más expectativas negativas que positivas sobre cómo afectará la pandemia tanto a las políticas gubernamentales como a la acción ciudadana sobre el cambio climático.
La mayoría de las opiniones públicas identificadas con respecto a la acción gubernamental reflejan percepciones negativas. En general, se relacionan con la menor atención prestada al cambio climático, a las restricciones presupuestarias por el COVID-19 y las crisis económicas y sanitarias asociadas, así como al aumento de los residuos por el uso de medidas de protección desechables como mascarillas y guantes. . Un pequeño número de personas (8,2 %) ve poca o ninguna conexión entre el COVID-19 y la acción climática. Solo dos temas que cubren alrededor del 15% de las respuestas tienen un carácter más positivo: consideran al COVID-19 como una llamada de atención ambiental o apuntan a cambios positivos en los hábitos de consumo y el teletrabajo.
En cuanto a las expectativas de las personas sobre las acciones de sus conciudadanos, alrededor del 31% de los encuestados tiene opiniones positivas sobre la situación y cree que COVID-19 ha llevado a una mayor conciencia ambiental y un consumo más responsable. Sin embargo, la mayoría de los encuestados aún expresan opiniones negativas, lo que sugiere, por ejemplo, que las personas ya tienen demasiados otros problemas para preocuparse por la acción climática o que volverán rápidamente a las viejas rutinas una vez que termine la pandemia.
Según los investigadores, surgen hallazgos adicionales al medir las expectativas positivas y negativas. “Descubrimos que las expectativas de futuras acciones climáticas por parte del gobierno y la gente tienden a estar fuertemente correlacionadas. Además, los más optimistas sobre la acción climática futura tienden a ser más jóvenes, hombres, mejor educados, con una percepción más fuerte del cambio climático como una amenaza grave y una experiencia más positiva con el confinamiento por COVID-19″. explica Ivan Savin, investigador del ICTA-UAB y autor principal del estudio.
Estas expectativas generalmente pesimistas contrastan con los hallazgos de un estudio complementario, publicado recientemente en la revista Ecological Economics, por el mismo grupo de investigadores. Este segundo estudio, dirigido por el investigador del ICTA-UAB Stefan Drews, analiza cómo ha cambiado el compromiso de los ciudadanos con el cambio climático a lo largo del tiempo. Para ello, compararon datos de encuestas del mismo grupo de encuestados de meses antes y después de la COVID-19. Descubrieron que el apoyo público a la política climática tendía a ser ligeramente mayor después de COVID-19. Incluso los encuestados que tuvieron experiencias económicas o de salud negativas debido al COVID-19 no apoyaron menos la política climática. «Esto sugiere que las expectativas públicas sobre otros ciudadanos (mostradas en el primer estudio) pueden ser más negativas que la realidad actual ya que (como demuestra el segundo estudio) se han producido cambios positivos en la opinión pública», dice Stefan Drews.
Los científicos sugieren que los formuladores de políticas podrían explotar este vínculo percibido entre COVID-19 y la crisis ambiental para introducir medidas de política climática más ambiciosas. Por lo tanto, comprender las expectativas de las personas es importante para que los formuladores de políticas propongan instrumentos de política que no solo sean efectivos sino que también sean respaldados por la mayoría de la población.
Referencias: