Doomscrolling puede afectar su cognición así como su estado de ánimo

Doomscrolling puede afectar su cognición así como su estado de ánimo

marzo 18, 2022 0 Por RenzoC


Muchas personas sufren estrés crónico desde que se cerró la pandemia. A esto se suma la crisis climática, el aumento del coste de la vida y, más recientemente, las amenazas a la seguridad europea y mundial por el conflicto en Ucrania.

Para algunos, puede parecer que nunca más hay buenas noticias. Por supuesto, esto no es cierto, pero cuando hacemos doomscroll, es decir, pasamos demasiado tiempo frente a la pantalla leyendo noticias negativas, podemos encerrarnos en la idea de que ese es el caso.

Doomscrolling puede promover sentimientos de ansiedad y depresión. Por ejemplo, considere cuán triste y agotado se puede sentir al ver un drama con eventos trágicos y música triste de fondo. Por otro lado, si ves una película divertida o una comedia romántica con música animada, puedes sentirte animado y lleno de energía. Esto se debe a dos fenómenos psicológicos: la “inducción del estado de ánimo” (una intervención que puede cambiar nuestro estado de ánimo) y la empatía.

La serotonina es una sustancia química cerebral importante para la regulación del estado de ánimo, y puede caer en picado cuando estamos crónicamente estresados ​​o tristes por malas noticias durante largos períodos de tiempo. Los estudios muestran que incluso es posible exacerbar los efectos de la disminución de la serotonina en personas sanas induciendo el estado de ánimo mediante la reproducción de música triste. Los tratamientos farmacológicos que aumentan la serotonina se utilizan para tratar la depresión y la ansiedad.

La empatía es un buen rasgo que nos ayuda a vivir con éxito con los demás y promueve una sociedad próspera. Sin embargo, el exceso de empatía, al ver eventos mundiales trágicos en las noticias, puede llevar a reflexionar sobre pensamientos negativos, que afectan nuestra salud mental y nuestro bienestar. Tener constantemente pensamientos negativos puede conducir a la depresión o la ansiedad.

Tales condiciones pueden, con el tiempo, tener un gran efecto en nuestras mentes, lo que lleva a problemas cognitivos reales, como atención reducida o problemas con la memoria y el razonamiento. Después de todo, si la información negativa desvía nuestra atención y memoria, agotará el poder cognitivo que podría usarse para otras cosas. Y cuando constantemente absorbemos noticias negativas y almacenamos recuerdos negativos, nos sentimos aún más deprimidos, creando un círculo vicioso.

Cuanto más tiempo estemos atrapados en un estado de ánimo bajo, más difícil será para nosotros pensar con flexibilidad, cambiando fácilmente de una perspectiva a otra. Así es como podemos quedarnos ‘atascados’ con un pensamiento como ‘esto nunca terminará’ o ‘no hay buenas noticias’, lo que lleva a intensos sentimientos de impotencia y desamparo.

Sin embargo, no es necesario estar clínicamente deprimido para desarrollar problemas de atención. Sabemos que la atención es fundamental para la cognición y la salud mental y que la tecnología puede afectarla.

Por ejemplo, un estudio analizó los efectos de recibir mensajes instantáneos en tiempo real en su teléfono móvil mientras estudiaba para un examen. El grupo que fue interrumpido por los mensajes tardó significativamente más en completar la prueba y experimentó mayores niveles de estrés en comparación con el grupo que pudo estudiar sin distracciones. Sabemos que los problemas graves de distracción se observan en el trastorno por déficit de atención con hiperactividad.

Por lo tanto, no es solo el contenido negativo que consumimos lo que puede dañar nuestra atención, la misma tecnología que usamos para acceder a él también es un problema. Y, en última instancia, puede afectar nuestro desempeño en el trabajo, la escuela o incluso en entornos sociales.

Los problemas de atención pueden hacernos más ansiosos, creando otro ciclo de retroalimentación. Centrar demasiado nuestra atención en cosas amenazantes, como revisar obsesivamente las últimas noticias trágicas, en realidad puede ser perjudicial para el bienestar. En casos severos, esto puede conducir a un comportamiento de control repetitivo, visto en el trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Y sabemos que los niños con TOC y perfeccionismo tienen mayores niveles de ansiedad.

Restablece tu cerebro

Entonces, ¿qué podemos hacer al respecto? Es importante evitar el doomscroll obsesivo, sino más bien ser resistente y tener el control de la situación. Para ello, debe tener momentos positivos de respiro. Así que trate de programar algo que disfrute, que lo relaje y lo desestrese todos los días, como leer un buen libro, ver una película divertida, visitar amigos y familiares o hacer algo de atención plena. Hacer ejercicio o aprender algo nuevo, como un idioma diferente o un instrumento musical, también puede ser bueno, ya que mejora tanto el estado de ánimo como la cognición.

Otra forma de tomar el control de la situación es actuar, tal vez unirse o apoyar una organización benéfica que ayuda a los civiles en Ucrania. Cuando haces un acto de bondad, se activa el sistema de recompensas en el cerebro y te da cierto poder sobre la situación.

Si le sigue molestando el doomscrolling, es posible que desee ponerse en contacto con un psicólogo clínico que pueda ayudarlo a reducir esta actividad y sus efectos mediante el uso de la terapia cognitiva conductual. Curiosamente, un estudio demostró que es posible mejorar su estado de ánimo a través de la inducción cognitiva del estado de ánimo, al recompensar a las personas por su desempeño en una prueba cognitiva.

En un mundo globalizado moderno con muchas formas de tecnología y un bombardeo constante de flujos de información y estimulación, algunos buenos y otros malos, es importante identificar sus objetivos. Pero es igualmente importante desarrollar una estrategia para llegar a ellos y evitar distracciones. Entonces, la clave es tratar de mantener una actitud positiva y resiliente, tanto para uno mismo como para los demás.

Después de todo, ¿de qué sirve ayudar a resolver desafíos globales difíciles, como los conflictos y el cambio climático, si estamos tan deprimidos y cognitivamente agotados que no podemos pensar en las mejores acciones a tomar?

Este artículo de Barbara Jacquelyn Sahakian, Profesora de Neuropsicología Clínica, Universidad de Cambridge; Christelle Langley, Investigadora Postdoctoral Asociada, Neurociencia Cognitiva, Universidad de Cambridge; Chun Shen, investigador posdoctoral, Universidad de Fudan, y Jianfeng Feng, profesor de ciencia y tecnología para la inteligencia inspirada en el cerebro, Universidad de Fudan, se vuelve a publicar de The Conversation bajo una licencia Creative Commons. Lea el artículo original.